Un día en las carreras...
GROUCHO: ¿Ya has olvidado aquellas noches en la Riviera cuando los dos contemplábamos el cielo? Éramos jóvenes, alegres, inocentes. La noche en que bebí champaña en tu zapato - dos litros. Hubiera cabido más, pero llevabas plantillas. ¡Oh, Hildegarde! No es que me importe, pero, ¿dónde está tu marido?
MARGARET: ¡Ha muerto!
GROUCHO: Seguro que sólo es una excusa
MARGARET: Estuve con él hasta el final
GROUCHO: No me extraña que falleciera...
MARGARET: Lo estreché entre mis brazos y lo besé
GROUCHO: Entonces, fue un asesinato. ¿Te casarías conmigo? ¿Te dejó mucho dinero? Responde primero a la segunda pregunta
MARGARET: ¡Me dejó toda su fortuna!
GROUCHO: ¿No comprendes lo que intento decirte? Te amo. Pensarás que soy un sentimental, pero ¿te importaría darme un mechón de tu cabello?
MARGARET: ¿Un mechón de mi cabello?
GROUCHO: Y no te quejes. Te iba a pedir toda la peluca... Cásate conmigo y tendremos nuestra propia familia
MARGARET: Oh, sería maravilloso. Y dime, cariño, ¿tendríamos una bonita casa?
GROUCHO: Pues claro. ¿No estarás pensando en mudarte?
MARGARET: Temo que después de llevar algún tiempo casados, encuentres una mujer hermosa y te olvides de mí...
GROUCHO: No te olvidaré. Te escribiré todas las semanas
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